Embarcación adquirida por la Generación de Centenario quien tenía como figura representativa a Fidel Castro y que pasarían a conformar el Movimiento 26 de Julio. El yate fue comprado de una empresa estadounidense y fue usado para el traslado de 82 expedicionarios de dicho movimiento a las costas cubanas para iniciar la lucha revolucionaria contra la dictadura de Fulgencio Batista, entre los jóvenes que viajarían a la isla en dicho yate se encontraban Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y Juan Almeida, entre otros.
El desembarco fue esperado por el Movimiento 26 de Julio en diversos puntos del país para apoyarlo con acciones. Los cinco días de viaje desde Tuxpan se convirtieron en siete para rescatar un combatiente caído al agua y se perdió la sincronización, pese a lo cual la llegada del Granma a una zona pantanosa del oriente cubano fue el inicio del amanecer.
Bien lo anticipó el máximo líder del movimiento revolucionario, Fidel Castro Ruz, cuando preparaba su maleta para salir al exilio en México luego de tener que pedir dinero prestado para sacar su pasaporte: “De viajes como este no se regresa, o se regresa con la tiranía descabezada a los pies”.
Aquel amanecer del 2 de diciembre de 1956, hace 64 años, avanzando con gran dificultad sobre un fondo pantanoso donde se hundían hasta el pecho, perdieron casi todo su alijo y con ulceraciones en los pies, los expedicionarios desconocían que se había perdido el factor sorpresa y les esperaba un combate, tres días más tarde, en la zona de Alegría de Pío.
Calificado de naufragio más que desembarco por uno de los expedicionarios, la llegada del pequeño yate con 82 revolucionarios a una punta de mangle conocida como Los Cayuelos, a dos kilómetros de playa Las Coloradas en el municipio de Niquero, cuando les quedaba sólo una pulgada de combustible, fue el preludio de una dura y larga lucha hasta derrotar la dictadura en Cuba.
Sobre el viaje contó Fidel años después del triunfo que “navegamos 1 500 millas, pasamos hambre, sed, como a última hora tuvimos que salir de manera apresurada llevamos poco alimento y escasa agua…el desembarco fue muy difícil… los hombres se enterraban en el fango. Pasamos un trabajo tremendo”:
Para llegar a la costa la mayoría de los expedicionarios se deshizo en el pantano del pesado equipo de guerra hasta quedar con lo mínimo para combatir y, finalmente, la noche del 4 de diciembre alcanzaron las guardarrayas de la colonia cañera de la otrora New Niquero.
Hasta ese momento las tropas del ejército batistiano no los habían localizado, pese a la numerosa cantidad de hombres y medios, incluyendo la aviación que sobrevolaba continuamente y bombardeaba la zona de operaciones.
La traición de un campesino que encontraron y les sirvió de guía, dio al ejército el punto exacto del cañaveral donde se encontraban reponiéndose de la ardua caminata, y el mediodía del 5 de diciembre fueron sorprendidos por el fuego de una compañía que los cercó y provocó la dispersión de los expedicionarios.
La liberación del campesino utilizado de práctico, estando aún en el área de peligro, fue señalado posteriormente por el comandante Ernesto Che Guevara como costoso error. En 1957 el delator fue ajusticiado por el Ejército Rebelde.
El fuego intenso del Ejército iba combinado con llamados a la rendición, lo que provocó el conocido grito del capitán Juan Almeida Bosque ¡Aquí no se rinde nadie c…” Fidel trató de reorganizar los 82 hombres en un cañaveral cercano, pero no pudo lograrlo y cada cual se retiró como pudo, combatiendo siempre.
En Alegría de Pío sólo cayeron tres combatientes rebeldes, pero luego el ejército de la dictadura asesinó a todos los heridos y a quienes cayeron prisioneros, haciendo elevar el número de muertos hasta 21, con los mismos procedimientos criminales que utilizaron con sus prisioneros en los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo.
El último expedicionario asesinado en los días posteriores al desembarco fue Juan Manuel Márquez, segundo al mando del Granma, quien había quedado solo combatiendo y fue apresado y luego masacrado en las cercanías del poblado de San Ramón.
Durante esos difíciles días, los primeros 18 expedicionarios lograron reagruparse para continuar la lucha en la Sierra Maestra. Otros grupos también luego evadieron el cerco y la persecución, en tanto 22 expedicionarios fueron presos luego de que cesaran las matanzas y enviados a prisión.
El 18 de diciembre de 1956, en Cinco Palmas, Purial de Vicana, volvieron a reunirse Fidel y su hermano Raúl, contando entonces con ocho hombres y siete armas. Fue allí cuando el jefe de la Revolución profetizó que “¡Ahora sí ganamos la guerra!”, hecha realidad el 1 de enero de 1959.
Yate, Granma, Desembarco
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