Para la mayoría de los mortales que la prefieren en su dieta, degustar una tajada de papaya resulta delicioso. Su masa carnosa, jugosa y suave constituye un verdadero regalo al paladar, tanto en su forma natural como en batidos, refrescos o dulces en almíbar.
Además, esta fruta tropical, originaria de Centroamérica y parte de Norteamérica, es un alimento altamente nutritivo y aporta una gran cantidad de vitaminas y minerales esenciales, entre ellos la vitamina C y la A, ácido fólico y fibra dietaria.
Sin embargo, para muchos lo único valioso de la también llamada frutabomba es la sabrosa pulpa de intenso color rojizo anaranjado, cuando otra de sus partes, como las semillas, posee varios beneficios para el organismo humano.
Bálsamo para la salud
En las semillas de la papaya están presentes nutrientes y compuestos bioactivos que pueden ser parte de una dieta equilibrada. En ese mismo orden, los expertos advierten de que estas diminutas perlitas tienen múltiples propiedades alimenticias y terapéuticas que han sido aprovechada para tratar parásitos intestinales, pues su alto índice en alcaloides favorece la salud del intestino.
Por otra parte, también la medicina natural la tiene en cuenta por su capacidad de regular la cantidad de azúcar en sangre, hecho que mejora la sensibilidad a la insulina. De esta manera, estas podrían ayudar a prevenir el desarrollo de la diabetes, pero todavía se necesitan más estudios que confirmen estos hallazgos.
En cuanto al cuidado del hígado, las semillas de la papaya contienen flavonoides y otros antioxidantes que reducen el estrés oxidativo en el órgano, lo que favorece su funcionamiento. Estos elementos son un grupo de fitonutrientes que se encuentran en frutas y verduras y que ayudan a combatir la oxidación del cuerpo y también tienen propiedades antiinflamatorias.
En tanto, estudios sobre el tema han demostrado que estas pequeñitas simientes pueden proteger los riñones de afecciones urinarias. Para tal tratamiento solo basta con masticar siete semillas tres veces al día.
En el sitio eleconomista.es aparece publicado un artículo en el que se ofrecen algunas recomendaciones para el uso de esta parte de la fruta. Con el fin de poder aprovechar todos sus beneficios, Una de las opciones más comunes es dejarlas secar y molerlas, empleando este polvo como condimento de ensaladas, sopas o batidos.
En otras culturas, el consumo de hace directamente, masticando pequeñas semillas mezcladas con la carne de esta fruta. Si bien, al presentar un sabor muy fuerte es habitual que muchas personas prefieran combinarlas con endulzantes para suavizar su intensidad. Igualmente, también suelen prepararse en infusiones o batidos fáciles de ingerir.
También existen algunos suplementos de semillas de papaya en cápsulas, disponibles en determinadas tiendas especializadas. Este producto es ideal para aquellas personas que no les agrada el sabor, pero quieren beneficiarse de todas sus bondades.
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