El día que Kevin Luis González Sevila, de 17 años de edad, acudió al vacunatorio para recibir la primera dosis de Soberana 02 se topó con un hecho inesperado: “tenía la presión arterial alta, por lo que debí esperar un rato hasta que las cifras de tensión bajaron y el médico determinó que podía ser vacunado”, cuenta a BOHEMIA el estudiante de 11no. grado del Instituto Preuniversitario Carlos Pérez Domínguez, en el municipio habanero de Arroyo Naranjo.
No menos sorprendida con el hallazgo se mostró la madre, Yusleidy Sevila Méndez, y más aún cuando 28 días después -fecha en que le correspondía a Kevin la segunda dosis de la vacuna- las cifras de tensión arterial del chico eran igualmente elevadas: 160 mmHg de presión arterial sistólica (PAS o máxima), y 100 mmHg de presión arterial diastólica (PAD o mínima).
Pero lo ocurrido a este adolescente es más frecuente de lo que podamos suponer, lamentablemente. Esa mañana, en ese mismo vacunatorio, ubicado en la mencionada institución docente, Ediviel Rodríguez Galarraga, de 13 años, y su primo Denis Miranda Galarraga, de 15, también tenían la presión arterial elevada y no presentaban síntomas.
Anaí Galarraga Guillén, madre del primero e hipertensa, comenta que quizás su muchacho estaba impresionado debido a la vacunación, pues “luego de permanecer un tiempo sentado, la presión le bajó sin medicamentos”.
La más reciente alerta sobre la presencia de hipertensión arterial (HTA) en adolescentes cubanos llegó, a mediados de septiembre, en la voz de la doctora Lissette López González, jefa del Grupo Nacional de Pediatría del Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Entonces, la especialista advirtió en una comparecencia televisiva que en el proceso de inmunización contra la covid-19 en edades pediátricas, específicamente durante la evaluación previa que realiza el médico para determinar si el menor puede ser vacunado en ese momento, se detectaban adolescentes con presión arterial elevada. Agregó que también se apreciaban infantes que habían incrementado su peso durante los meses de pandemia, y algunos incluso presentaban sobrepeso y obesidad.
Para ahondar en el tema, BOHEMIA dialoga con la doctora Gisela Alvarez Valdés, jefa de Puericultura y secretaria del Grupo Nacional de Pediatría, quien explicó que la HTA es una enfermedad crónica no transmisible que en las últimas décadas ha empezado a aparecer en edades más tempranas de la vida. Tiene un origen multifactorial y es además el principal factor de riesgo cardiovascular para niños, niñas y adolescentes por estar relacionado con la presencia de lesiones ateroescleróticas precoces.
“En Cuba –añade la pediatra- existen múltiples investigaciones relacionadas con la HTA en edades pediátricas. A nivel internacional hay un incremento marcado de dicha enfermedad en los infantes, y nuestro país no es una excepción. Esta tendencia se debe al aumento del sobrepeso y la obesidad, los malos hábitos alimentarios desde el comienzo de la vida (asociados con bajos indicadores del uso de la lactancia materna exclusiva hasta el sexto mes y complementada hasta los dos años y más), el alto consumo de sal y el sedentarismo”.
Comenta la doctora Gisela Alvarez que en el vacunatorio creado en el mencionado preuniversitario habanero, ha habido días que han diagnosticado 12 o 13 con cifras de presión arterial elevadas, de un total de 300 estudiantes. “Uno solo que aparezca es significativo, por el daño que provoca la hipertensión sobre el sistema cardiovascular”, opina.
Explica que cada uno de esos alumnos es remitido a su consultorio para que el médico de la familia le haga el chequeo periódico de la tensión arterial, y le indique el estudio correspondiente para detectar desde el punto de vista metabólico cómo está su organismo.
Para los padres –reconoce la pediatra- es muy difícil asimilar que de pronto uno les diga que su hijo presenta cifras tensionales elevadas, por lo que se alarman y algunos hasta discrepan. “En ocasiones desconfían del equipo que se utiliza para la medición, o de la pericia de quien la realiza, sobre todo si es un médico joven o un estudiante de Medicina, pero se les demuestra que no se trata de un error.
“Los adolescentes que hemos visto con HTA han tenido en su mayoría un peso corporal elevado y antecedentes familiares de obesidad e hipertensión de primera línea -o sea, el padre, la madre o ambos son obesos e hipertensos-, por tanto, se conjugan los factores genéticos y los estilos de vida, pues estos últimos suelen ser incorrectos desde que nacen.
“Incluso en este vacunatorio han sido inmunizados estudiantes de escuelas deportivas y cuando se les ha tomado la presión arterial, algunos han tenido 100 mmHg de mínima. Lo más probable es que esos muchachos lleven tiempo con la tensión arterial alta, por tanto, tales evidencias constituyen una alerta también para las escuelas de iniciación deportiva, a fin de fortalecer el control en este sentido.
“Los que estudian en esos centros suelen ser niños muy corpulentos y a veces la disciplina deportiva que practican exige que tengan determinado peso, pero en todos los casos hay que vigilar las cifras de tensión arterial”, subraya la experta.
El confinamiento impuesto por la pandemia de covid-19 a nivel global, junto a la incertidumbre, el miedo, y la pérdida de seres queridos, ha ocasionado en los niños y adolescentes alteraciones en el orden psicológico que desencadenan diversos trastornos.
No todas las familias tienen condiciones adecuadas en sus hogares, ni cuentan con las herramientas necesarias para el manejo de determinadas situaciones en tiempos tan complejos y prolongados, admite la doctora Gisela Alvarez, y añade que el sedentarismo, el uso excesivo de las tecnologías, la dieta no saludable o el abuso de comidas chatarra, y la falta de comunicación con amigos y compañeros de escuela son factores que inciden y condicionan la aparición de obesidad.
Advierte la entrevistada que estudios internacionales demuestran que si un niño es hipertenso tiene un porciento muy elevado de probabilidades de serlo en la adultez, y si se trata de un adolescente más aún.
Durante la inmunización contra la covid-19 se han organizado en algunos vacunatorios actividades de prevención y promoción de salud con los adolescentes. (Foto: YASSET LLERENA ALFONSO).
“Lo esencial es prevenir la aparición de la enfermedad. Muchas de las investigaciones cubanas sobre el tema están hechas en las escuelas, a partir de coordinaciones entre los sectores de Salud y Educación. En ese momento se hace la consulta de puericultura y también se aprovecha para realizar actividades de prevención y promoción de salud.
“Pero estos encuentros no son periódicos, lo que sí está previsto es que el adolescente sea citado y asista a la consulta de su médico de familia una vez al año, lo cual no ocurre, y en eso la familia tiene también un papel fundamental”, concluye la especialista.
Entre muchas otras lecciones, la pandemia nos ha enseñado cuán importante es cuidar la salud individual y la de nuestra familia. Datos oficiales arrojan, por ejemplo, que entre los niños y adolescentes cubanos con covid-19, los obesos son los que más han requerido los servicios de cuidados intensivos. Evitar esas libras de más desde edades tempranas es un buen comienzo para sortear males mayores.
Hipertensión, vacunacion, adolescentes
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