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Coronavirus Que nadie se haga el sueco frente al peligro de la COVID-19

Guantánamo.–Cuando se supo que un enfermo de la COVID-19 había estado allí, a los responsables del Estocolmo se les indicó cerrar de inmediato. Sin embargo, en la propiedad de un cuentapropista alguien se hizo el sueco, y el tiempo continúo entre música, tragos y parloteos. El cierre solo se concretó al otro día.

Pareciera que el tenue frío de esta parte del trópico ahora causa la sensación térmica de los inviernos nórdicos en unos cuantos espíritus; porque hay conciencias heladas, y muchos que se hacen los suecos frente al mortal peligro en la Isla, como si nada les importara el empeño de tantos otros por librarnos de la terrible pandemia.

Vencimos un año durísimo, pero despedido con ciertas cumbanchas, tan irresponsables en ciertos casos, que acabaron por obrar «semilleros» de SARS-COV-2. Provincias como La Habana, Villa Clara, Santiago de Cuba y Guantánamo, retrocedieron en caída libre, y enfrentan la etapa más complicada de la pandemia. En cifras ascendentes llegan los «frutos» de injustificables descuidos: 1 792 infectados en el país (71,1 % del total), en las nueve primeras jornadas del año en curso.

Amenazante asoma el peligro en algunas de las estadísticas que ofrece en su parte diario el Minsap: más del 61 % de los enfermos diagnosticados con la COVID-19 en el país en lo que va de año, no presentaban síntomas al tomarles las muestras; es decir, 1 543 personas aparentemente sanas, estaban contagiadas cuando se les practicó el PCR.

¿Cuántas más, sin apariencia de la enfermedad, pudieran cargar con ella ahora mismo, en calles, colas, comunidades; compartiendo una plática en grupo, o poniendo fichas sobre una mesa de dominó, tal como ocurrió con un guapetón en el sur de la ciudad de Guantánamo?

Las gargantas duelen de tanto repetir que, hasta ahora, la manera más segura de neutralizar la amenaza es la prevención, el celo por sí mismo y por los demás. Se sabe que no todos los enfermos revelan la totalidad de contactos, y que algunos entre estos últimos también niegan deliberadamente esa información, exponiéndose ellos y haciendo lo mismo con decenas, y a veces con centenares de gente.

Esa actitud, que se adentra en lo inhumano y lo delictivo, tiene mucho que ver con otro número que sugiere peligro: la fuente de infección de 217 de las personas diagnosticadas del 1ro. al 9 de enero en el país, no estaba establecida al emitir el diagnóstico. La cadena se estira mientras se identifica la fuente. Las anécdotas de violaciones recorren la Isla; y también las de manos blandas e inconcebibles impunidades, cuando lo que está en juego es la vida. Frente a quienes lo ignoran hay que dar escarmiento, antes de que sea tarde. De lo contrario, persistirá el peligroso juego de hacerse los suecos.

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Palabras clave:

covid-19, Pandemia, rebrote

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