Dos de las once farmacéuticas y biotecnológicas que se encuentran en la última fase de ensayos clínicos de candidatas a vacuna contra la COVID-19 han tomado la delantera y están presionando al resto a acelerar sus estudios para entrar en la lista de las primeras vacunas en ser producidas.
Los anuncios en los últimos días de que dos de las vacunas bajo evaluación tendrían una eficacia de entre el 90% y el 94,4% han causado alivio y entusiasmo en el público, obligando a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a hacer aclaraciones para poner los pies en la tierra.
La científica en jefe de la OMS, Soumya Swaminthan, ha reconocido que los resultados preliminares de los dos ensayos son alentadores, pero ha añadido que las compañías deben presentar los datos finales, que son los únicos que permitirán determinar si la eficacia y la seguridad que prometen se ajustan a la realidad.
La primera en dar la señal de partida fue la estadounidense Pfizer, que, asociada con la alemana BioNTech, afirma que su vacuna tiene un 90% de eficacia y que sus efectos secundarios son los habituales que suelen aparecer también con otras vacunas, en particular hinchazón y dolor en la zona de la inyección.
Cuando la euforia por esa noticia todavía no se había apagado, la también estadounidense Moderna, en colaboración con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, anunció resultados intermedios que indican que su vacuna alcanza una eficacia del 94,5%, lo que es significativamente alto, y que las incomodidades que puede causar están dentro de lo normal.
Sin embargo, la OMS ha recordado que más allá de esas condiciones hay muchas otros factores que hay que verificar, como su efecto en las personas mayores (grupo de mayor riesgo), puesto que los estudios intermedios se han realizado en grupos de personas de mediana edad.
Siempre en función de dos dosis también está por ver cuánto durará la inmunidad y si esas vacunas puede administrarse en personas con enfermedades preexistentes.
Swaminthan consideró prematuro afirmar que los efectos adversos son casi inexistentes y que esto debe ser corroborado haciendo un seguimiento de, al menos, dos meses y medio más a los voluntarios que participaron en los ensayos.
Solo cuando esa observación se haya completado, las compañías podrán solicitar la autorización para la comercialización de sus vacunas, todo esto si se opta por no saltar etapas y que el desarrollo de la vacuna se haga con rigor.
El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, también ha sido cauto y ha pedido no caer en la complacencia ya que existe el temor de que los países rebajen las medidas de prevención en la creencia de que pronto habrá una o más vacunas en el mercado.
La vacuna Sputnik V, desarrollada en Rusia, ha comenzado a ser utilizada en ese país, pero la demanda exterior ha sido prácticamente inexistente. Los expertos han alertado que no se ha probado lo suficiente.
Si el plazo mencionado por la científica en jefe de la OMS se respeta, la vacuna no podrá empezar a producirse antes de febrero próximo, lo que implica que el hemisferio norte prácticamente tendrá que atravesar el invierno antes de que una vacuna esté disponible.
Llegado ese momento es probable que surja un desafío adicional que consistirá en garantizar que los países de mayores recursos -la mayoría de los cuales ya tienen acuerdos de precompra con las compañías que llevan adelante las investigaciones más prometedo ras- permitan que también los pobres reciban parte de las vacunas.
El reto es doble en la medida en que las vacunas que se han puesto por delante en esta carrera utilizan nuevas y sofisticadas tecnologías que las harán intrínsecamente más caras que las vacunas a las que está acostumbrada la sociedad.
Estas últimas inoculan en los individuos formas debilitadas del virus contra el que se quiere luchar para que el organismo fabrique anticuerpos.
La tecnología más reciente introduce moléculas que contienen instrucciones con las que el cuerpo humano puede producir el virus y a la vez el anticuerpo que lo neutraliza.
Desde el principio, la OMS vio venir este problema y por ello creó, en asociación con otras entidades de servicio público, la plataforma COVAX, a la cual los países de ingresos medios y altos aportan para recibir un número de vacunas equivalente al 20 % de sus poblaciones, a la vez que financian a los países más pobres para que reciban una proporción similar.
Esta iniciativa ha recaudado 2 000 millones de dólares y 186 países se han unido a ella, de los cuales 94 financian la investigación de vacunas.
Sin embargo, esa cifra palidece si se le compara con los 2 500 millones de dólares que Moderna recibió del Gobierno de Estados Unidos para el desarrollo de su vacuna, y que solo es una parte de los fondos públicos que ese país -con más de 11 millones de casos de COVID-19- ha destinado a este fin en contratos con diversas farmacéuticas.
This is not the time for complacency. We're encouraged by the news about #COVID19 vaccines & other new tools, but we're extremely concerned by the surge in cases in some countries.@WHO & partners are working with governments to help suppress the virus & save lives & livelihoods. pic.twitter.com/FM3tLoOtir
— Tedros Adhanom Ghebreyesus (@DrTedros) November 17, 2020
En las próximas semanas se esperan más noticias del resto de farmacéuticas y centros de investigación que están en la búsqueda de una vacuna y de las cuales cuatro son chinas: Sinovac, el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, el Instituto de Productos de Pekín en colaboración con Sinopharm, y el Instituto de Biotecnología de Pekín con CanSino Biologics.
También están la india Bharat Biotech, el Instituto ruso de Investigación Gamaleya, la firma Janssen (perteneciente a Jonhnson & Jonhson) y la estadounidense Novavax.
Amazon ha entrado de lleno en el negocio de las farmacias en Estados Unidos, con un nuevo servicio que permite comprar medicamentos con receta a través de su plataforma y recibirlos en casa, de forma gratuita en el caso de los suscriptores de Prime, según informó este martes.
El anuncio del gigante del comercio electrónico tuvo un impacto inmediato en los mercados, provocando una fuerte caída de las acciones de las grandes cadenas de farmacias estadounidenses.
Cinco minutos después de la apertura de Wall Street, los títulos de CVS caían alrededor de un 7% y los de Walgreens se hundían más de un 8,50 % y los títulos de Rite Aid se desplomaban más de un 14%.
Amazon Pharmacy, el nuevo servicio de la empresa de Jeff Bezos, es una tienda online en la que los usuarios pueden crear un “perfil seguro” y recibir ahí las prescripciones de su médico, introducir su seguro médico y comprar los medicamentos para recibirlos en su hogar.
“Hemos diseñado Amazon Pharmacy para poner a los clientes primero, trayendo la obsesión de servicio al cliente de Amazon a una industria que puede ser poco conveniente y confusa”, señaló en un comunicado TJ Parker, vicepresidente de Amazon Pharmacy.
Amazon señaló que aceptará la mayor parte de los seguros médicos, pero además para quienes no dispongan de seguro la empresa ofrecerá a los usuarios de su servicio Prime la compra de productos con descuentos negociados por la propia compañía.
Ese programa de descuentos, que según Amazon ofrece rebajas de hasta el 80% en medicamentos genéricos y del 40% en los de marca, estará también accesible a través de más de 50 000 farmacias de otras compañías.
Según medios como la cadena CNBC, los datos muestran que más y más estadounidenses están optando por recibir medicinas por correo, sobre todo desde el comienzo de la pandemia del coronavirus.
Amazon ya llevaba un tiempo interesándose por el gran negocio farmacéutico, un mercado que mueve 300 mil millones de dólares en Estados Unidos, y hace dos años pagó unos 750 millones de dólares por la compañía de farmacia online PillPack, pero esta es su gran apuesta por el sector.
Aunque distribuirá la mayor parte de medicinas, Amazon señaló que no venderá ciertos tipos, incluidos la mayor parte de los opiáceos.
Tras el anuncio, las acciones de la empresa con sede en Seattle (EE.UU.) subían algo más de un 1% en el Nasdaq neoyorquino.
vacunación, Covid-19, Farmacéuticas
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